Hoy vamos a seguir con el tema de las hachas vikingas, y no, no es (mayormente) que haya cedido a la seducción del mercado haciendo cosas que gente blanca amante del heavymetal, tatuada y de tendencias derechistas considera geniales y ama comprar pagando por adelantado. Sino que como hemos visto antes, existen múltiples tipos de hachas asociados a la geografía y el espacio temporal "vikingo", primorosamente catalogadas por el genial Jan Petersen (Su libro es obligatorio, ok no entendemos nada pero las ilustraciones son geniales), por lo que tan solo por variedad hay muchos motivos para no despegarse de la fragua y mantener el yunque cantando.
En esta ocasión abordamos el tipo D, es algo así como un tipo B pero mas "gordito".
Si, ya sé, que si estás empezando en esto has leído tutoriale, visto vídeos, pedido consejo a gente sapiente y siempre te han dicho que pulas y limpies bien cualquier pieza de hierro o acero que quieras caldear. Pero en algún momento el ciclo natural del herrero es que te pases eso por el arco del triunfo y logres caldeos excelentes sin pulir una mierda. La verdad es que hay muchas variables involucradas que vas aprendiendo y no conviene omitir lo que te digamos los que ya hemos forjado un poco, mientras tanto, haz caso, rectifica, limpia y pule, eso facilita mucho las cosas al principio.
A partir de aquí todo fue recortar y desbastar con esmeril, hacer los tratamientos térmicos y encabar, pero de eso no tengo fotos, se pierde el rastro del proceso hasta ver el hacha terminada:
¿Sexy, no?, no había prestado mucha atención a ésta tipología pero ya sé que me encantaaaa, de hecho creo que ésta hacha me la quedaré y seremos felices por siempre. Y para que quede patente que no es solo una cara bonita sino una arma-herramienta pura y dura he aquí un test donde se las ve contra un clavo de hierro:
Finalmente, comentaré que cuando tomé las fotos del hacha me pasó algo gracioso; como quise algún entorno de vegetación verde salí un río que pasa cerca de mi casa, encontré un buen lugar y comencé mi faena, justo cuando estaba terminando pasó por allí una joven madre seguida de su hijo de unos 5 años.
La mujer le decía cantando:
-"Ahora piensa en una palabra que empiece con la letra pe, ¿liso?"
y el niño respondió:-¡Siii!
-¿Pato?
-No
-¿Perro?
-No
-¿Policia?
-¡Nooooo!
-Me rindo, ¿cúal es a palabra?
-¡Parasaurolophus!
La madre lo miró con la cara mas graciosa que he visto en un tiempo mientras le preguntaba: -¿Y que es eso?
-¡Un dinosauriooooo!. Le contestó.
Yo estaba partido de la risa y, mirando al niño me pusé el hacha trás de la la cabeza de tal modo que el cabo se proyectaba hacia atrás a la vez que encorvaba la espalda, levantaba el cuello y engarruñaba mi brazo libre, el pequeño estalló de risa al verme, disfrutando de ese fino y delicioso chiste entre paleontólogos de alto nivel. La mujer lo tomó de la mano y apretó el paso desapareciendo rápidamente. Me extrañé un poco, y casi inmediatamente comprendí apenado que a parte de que la mamá no entendió la referencia, mi aspecto no era el mejor: mugroso, con el pelo largo, en cuclillas medio oculto por la hierba haciendo ademanes inexplicables, y con un hacha vikinga en las manos.
Y eso es todo por esta ocasión, nos leemos muy pronto.