Hace años hice un adorable tomahawk con una varilla de construcción, aunque si lo veo ahora tiene más errores que aciertos, por cierto que lo perdí en una mudanza y solo espero que hoy tenga un buen hogar. Hace poco también hice otros un poco más trabajados:
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Ya era momento de retomar el tema, decidí hacer una variante única del tomahawk: un tomahawk con pipa.
No tengo muy claro como se originó este objeto, sabemos bien que el tomahawk procede del hacha de abordaje (mirar la entrada al respecto del Amo del Castillo) introducida por los europeos en el este de lo que hoy es Estados Unidos entre los indios como objeto de trueque y presente en negociaciones.
En algún momento a alguien se le ocurrió combinar el hacha con una pipa para fumar tabaco (objeto que los nativos ya tenían) produciendo un objeto simbólico, curioso y como no, muy bonito. Básicamente en el lado opuesto de la hoja se encuentra una cazoleta para contener y quemar el tabaco, de está baja un delgado tiro conectado al mango del hacha que tiene practicado un cañon por toda su longitud, en el extremo opuesto a la cabeza se encuentra una boquilla donde el fumador posa los labios, así tenemos un artilugio que es tanto pipa como hacha.
Hace tiempo mi amigo AJ me obsequió un viejo pico roto (una cosa buena de que la gente sepa que haces cosas raras con metales es que empiezan a llevarte su chatarra). en esta imagen ya había cortado ambos picos del ojo y empecé a aplastar uno, el tomahawk salió del lado de la derecha.
Es acero al carbono, estoy seguro que 1045 o alguno muy cercano, es una delicia forjarlo, suave y diligente.
Perdí algunas fotos del proceso inicial de forja, lo cual es malo porque pensaba hacer varias anotaciones especificas sobre ciertos pasos, y una lástima por los malabares que tengo que hacer para tomarlas mientras trabajo, pero bueno, al fin y al cabo es un hacha y ya vendrán otras para explicarlo de mejor manera.
Corté el extremo del pico quedándome solo con un buen bloquecito de acero.
Abrí el ojo usando un cincel en caliente, comencé también a definir una cintura en uno de los lados, esta parte será la cazoleta de la pipa
Taladré un agujero en el extremo de lo que será la cazoleta calculando que su profundidad no alcance a llegar hasta el ojo.
Con un punzón gordo de sección redonda comienzo a expandir ese pequeño agujero. Tras algunos golpes me queda un orificio cónico mucho más ancho.
Con el mismo punzón empiezo a expandir el ojo que es solo una hendidura alargada hecha con el cincel.
Ya puedo comenzar a forjar la forma de la hoja y a expandir más el ojo y darle su forma final. La forja de una hacha puede traer ciertos problemas cuando no se cuenta con las herramientas adecuadas, afortunadamente puedo obrar milagros con un martillo, un punzón y un viejo bloque de motor.
Así tenemos ya una forma preliminar bastante tosca.
A pesar del rudimentario estilo de forja me gustó la forma que le di al ojo, una especie de exagono redondeado, sin embargo creo que me pasé de tamaño, es grande, como para un hacha de trabajo, he visto que los tomawhaks con pipa suelen tener ojos muy pequeños. También se aprecia lo gruesas y desiguales que son las paredes, se emprolijarán con desbaste.
Corté una tira en la parte inferior de la hoja para doblarla en caliente y hacer un adorno en forma de voluta, un detalle que he visto en ejemplos históricos, algo muy simple.
Después de usar un disco de desbaste con el esmeríl utilicé varías limas para empezar a perfilar la forma final.
Se me ocurrió calar un dibujo en la hoja, hice un diseño bastante simple de una tortuga basándome en ejemplos de arte indio, la pinté en la hoja con corrector líquido. También se ve que ya he doblado la voluta.
Ahora sigue taladrar el acero sobre las partes del dibujo que eliminaré.
Y a limar, tomo mi jueguito de limas de joyero y metiendolas por los agujeros busco eliminar el metal que haga falta para formar el diseño.
Mientras se escucha una buena ópera y se ignora lo que evidentemente son síntomas de túnel carpiano, se llega a terminar.
Luego con las limas grandes di los toques definitivos a la forma del hacha.
Por si no tenía suficiente de limar seguí haciéndole más cositas.
También hice el tiro de la cazoleta, taladrando el fondo de esta hasta unirlo con el ojo, por aquí irá conectada la cazoleta al hueco del cabo.
Hasta estas alturas me dispuse a templar, para este acero se usa agua, entonces templé introduciendo en agua tan solo el filo y....sobrevino el desastre.
Se me abrió una pequeña grieta en el filo, de eso no tomé fotos porque estaba ocupado maldiciendo la puta hora en que se me ocurrió templar -porque este trabajo podría perfectamente quedarse sin temple-, aunque puede parecer brusco esto de templar en agua, es algo común con este acero y algo que ya había hecho bien antes muchas veces, más que al temple mismo lo atribuyo a alguna fractura originada en el forjado....en fin. Después de las maldiciones y juramentos de rigor, me puse a ver si la hoja era salvable, la única alternativa era cortar la parte afectada, y con las operaciones necesarias para salvar su forma, quedóme esto:
Una hoja pequeñita, la verdad después de este punto perdió mucho de su encanto porque me gustaba mucho la proporción original. Una vez amolada la parte afectada la arrojé contra las paredes, golpeé el filo en piedras y más para asegurarme de que era estructuralmente estable, decidí darle una oportunidad y continuar.....
Tenía que arreglar la cazoleta,que después de tanta forja ya era todo menos redonda, utilicé una piedra cónica para el taladro y abundate agua:
Pulí con piedra de afilar lugo lija 120 y 220, para darle el acabado final recurría al truco más simple, pavonar con calor y aceite, en este caso aceite comestible, además en vista de lo acontecido un segundo revenido no le iba a hacer daño. Después de pavonado una frotadilla con pasta de pulir en un paño fino deja un acabado negro brillante muy bonito.
Es el momento de pensar en el cabo, compré un cabo para azadón en a ferretería, está hecho de encino. Con cuchillo y escofina empecé a rebajarlo y a introducir el hacha desde abajo, marcando hasta donde topa, rebajando más y haciéndola bajar más hasta que tenga una longitud adecuada. Ah, que descuido, se me olvidaba mencionar que el ojo del hacha por el interior tiene una forma ligeramente cónica con el lado ancho hacia arriba, precisamente para esto.
Como vamos tallando el cabo a imagen y semejanza del ojo del hacha inexorablemente llegamos a un punto donde se logra un ajuste perfecto, cortamos lo que sobra y ya tenemos cabo.
Si estuviera haciendo un hacha para trabajar o de guerra aquí habría terminado, pero esto trata sobre un hacha-pipa, entonces mi avezado lector se preguntará: ¿y como carajo va a hacer la perforación en el cabo?, son más de 40cm de madera.....
Pues yo tampoco lo sabía, estuve pensando y pensando, que si quemandola con un hierro al rojo, que si soldar una broca a una varilla de hierro...incluso la innoble opción de abrirlo en dos, tallar sendos canles en el interior y volver a unirlo.
Entonces entre risas malvadas decidí fabricarme mi propia broca de largo alcance. Enderecé lo mejor que pude un trozo de almbrón ligeramente más largo que el cabo, el alambrón es ese alambre grueso de hierro tan usado en la construcción.
Usando el esmeril desbasté en un extremo algo parecido a una broca:
Me siento poderoso blandiendo esta aberración en el taladro.
Es de hierro claro está, y el hierro es blando, pero sigue siendo más duro que la madera, así que con calma y cuidado se puede. Taladrar ese agujero fué toda una fiesta, con el cabo bien sujeto para evitar la aparición de un improvisado torno comencé a perforar.
Tuve que parar consantemente para limpiar la punta de mi broca de restos de madera carbonizada pues al carecer de hélices en toda su longitud no puede desalojar la viruta. Pero el dato importante sobre esta carencia hélices es que tampoco puede desalojar los gases, la broca además se va cubriendo de estos restos de madera quemada y crea un sello perfecto, entonces estos se acumulan alcanzando gran presión, tanta como para empujar el taladro hacia atrás, si se acumulan demasiado al sacar la broca puede brotar un chorro de gas mezcla de humo y vapor, calientes y a alta velocidad, con la capacidad de quemar al incauto armero.
Pero finalmente uno ve la luz al final del túnel.
Van terminando las cosas brutas y puedo empezar a concentrarme en los detalles, prosigamos con la boquilla, le eché el ojo a un pedazo de hueso de pata de res que tenía almacenado por allí.
Como he dicho antes, al trabajar hueso con herramientas eléctricas se produce un olor penetrante muy característico al que llamo "olor a dentista" por razones obvias, a mí no me desagrada y hasta me gusta, pero parece provocar mucha repulsión en la mayoría de los humanos, repulsión que pondrá a todos en contra de uno y casi les parecerá justificable la pena de lapidación. De todas las maneras que conozco y uso para irritar a la gente esta es posiblemente de las más poderosas. Cuidado.
Ya que estaba con un hueso, no resistí la tentación de hacer un pequeño scrimshaw -como lo expliqué en su momento- es un detalle extremadamente primitivo y simple, pero le da carácter, la misma tortuga de la hoja.
No conecté la boquilla directamente al cabo sino que los conecté con una pieza de mezquite que fabriqué, esta tiene talladas dos cajas para alojar vástagos tanto del cabo como de la boquilla.
Para pegarlas usé "Plastiacero", es una resina epoxica con agregado metálico con la que estoy encantado por su versatilidad, yo la uso para metal como se supone debe ser, pero para la madera también sirve prefecto.
Ya seca la resina, todo bien igualado, pulido y aceitado.
Terminado el cabo ya podemos montar la cabeza, la introduje desde abajo y al final la apreté apoyando el cabo en el suelo y bajándola a golpes usando un trozo de madera, una vez seguro de que no sube más y está bien firme ya me puedo dar una idea del tomahawk terminado.
No hemos conectado la cazoleta al cabo todavía y no se puede fumar, así que prosigamos. Leí que históricamente estas hachas-pipa llevaban un trozo de cuero entre la cabeza y el cabo para asegurar el sellado de la conexión, como yo tallé el cabo muy justo y ya no quería meter cueros, recurrí a otra solución moderna.
Preparé un poco más de resina y la introduje por el tiro de la cazoleta hasta hacerla llegar a la madera llenando casi todo el tiro, utilicé ese clavo que tiene la punta cortada y plana para retacarla bien.
Estando seca la resina solo me quedó taladrar con una broca ligeramente más angosta que el tiro del acazoleta, travesando la resina junto con la madera hasta entroncar con el hueco del mango, de esta manera, toda la union entre ambas partes está ocupada por la resina y la conexión es el agujero que hay a través de ella, es inerte y resistente a altas temperaturas por tanto segura para fumar.
Para cubrir la parte superior del cabo corté una lámina de cobre de un tubo común y corriente.
Recorté una pieza justa la forma superior del cabo, taladré un agujero para acceder al cañón, la fijé con varios clavitos y la ajusté a su forma a golpes, le dejé una terminación muy burda que me gusta mucho.
Ya solo me faltaba idear un tapón removible para la parte superior, pues el cañón del cabo debe quedar abierto para poder limpiarlo, estuve pensando un rato en hacerlo de hueso o madera pero se me ocurrió otra idea.
Nada como ir a ver que hay en las latas que tengo llenas de piececillas diversas que voy juntando para que algo se me ocurra. Escogí un tornillo ligeramente más grande que el diámetro del cañón y un casquillo de fusible eléctrico que está hecho de latón, Primero metí el tornillo forzándolo dentro del cañón para marcar la rosca en la madera y en el cobre de la entrada, luego corté el tornillo dejando un pedazo suficiente como alojarlo en el casquillo y que pueda entrar en el cañón un buen tramo.
Rellené el casquillo con plastiacero (ese producto es una puta maravilla) y embutí en está el tornillo, como se ve fabriqué una pequeña arandela de bronce que atraviesa el tonillo y encastra en el casquillo dandole un aspecto macizo y ocultando la resina.
Ya fraguada la resina le hice unas ranuras con lima para mejorar el agarre al girarlo e intentar perder un poco su aspecto de casquillo eléctrico.
Ya con eso queda un pipe tomahawk perfectamente funcional, para paliar algo su sobriedad se adereza con cuero, plumas, chinchetas, cuentitas......
Solo le hice una pequeña funda de vaqueta, cuatro piezas simples, pegadas y cosidas con cáñamo encerado y con unas tiras para ajustarla a la hoja y sostenerla. Ah, y con la consabida tortuga pirograbajda.
Aunque la cabeza esté templada y sea a prueba, esta no es un hacha de guerra, tampoco de trabajo; las obras necesarias para hacerla una pipa funcional le restan mucha fortaleza: tiene un hueco a lo largo de todo el cabo pero lo más sensible me parece es la conexión entre la cazoleta y el mango, que por más bien que se haga siempre es un punto frágil susceptible a sufrir desajustes y eso sin contar la boquilla. No es un combo dos en uno, son decididamente artículos de constitución delicada, no aptos para los rigores de la lucha o el trabajo, se trata de objetos ceremoniales y símbolos de estatus para aquellos que podían poseerlas, no hay más que ver las fotos de los jefes indios que sostienen orgullosos una en las manos. Más que un hacha me atrevería a decir que es una pipa que representa un hacha, pues la de pipa es la única función que realmente cumple bien.
El autor poniéndose bien loko.