Esta esta pieza defensiva es una de las primeras cosas en que te fijas y que tanto te sorprende cuando eres un neófito en esto de la recreación histórica, aunque a m{í ya me aburre, no es que yo ya no lo sea, para nada, pero es que cuando un par de decenas de miles de anillitos de fierro han pasado cada uno por tus manos, digamos que pierde encanto.
Contrario a mí costumbre esta vez no tengo fotos de la construcción ni pienso explicar nada, que ya hay muchos lugares en internet donde te lo explicarán sobradamente, por supuesto el mejor de todos en la lengua de Cervantes es la página del maestro Julio del Junco.
Una cota de malla o lóriga, joruca, hauberk etc, es básicamente una camisetota hecha de malla compuesta por muchos (muchos de verdad) anillitos de metal engarzados unos con otros. Una prenda muy peculiar que al igual que hace siglos, pone a prueba tus dotoes de contorsionista cada vez que te la pones y de escapista a lo Houdini cuando te la quitas.

Pues entonces mi cota de malla es un vulgar lorigón de simple y vanal malla enfrentada, haaaa que bueno, que ahora que lo recuerdo quiero dejar algo bien en claro:
Toda la malla utilizada históricamente en combate era remachada, es decir que cada anillito estaba solapado y cerrado por un pequeñisimo remache lo que la hacía fortísima, muy difícil de penetrar aun con ataques punzantes:



Es muy común en la recreación usar para esto alambre galvanizado, con la gran ventaja que tiene en cuanto a resistencia a la oxidación, yo me debatí mucho: que si no tiene un aspecto muy histórico, que si es demasiado brillante y glamouroso.....en fin que decidí usar alambre recocido de fierro, ese común que usan los albañiles.
Y puesta en todo su esplendór; (siganle la corriente al modelo, el wey piensa que queda guapo, no le hagan saber que hace el ridículo)



¡Saludos!